La autoestima es la manera en que nos vemos y valoramos.
Para tener una vida plena y relacionarnos bien debe existir un equilibrio, es decir no debemos sobrevalorarnos al grado de sentir que somos superiores, pero tampoco debemos sentirnos menos que nadie.
Para lograr que nuestros hijos tengan una buena autoestima debemos empezar por evaluarnos a nosotros mismos, porque cómo se menciona en otros temas, los padres y los adultos con quien convive un niño somos su primer referente, así que somos la primera fuente de información para ellos sobre su propia valía e importancia, sobre lo que es bueno o malo y sobre lo que pueden y lo que no pueden hacer.
Entonces nosotros debemos convertirnos en ese modelo motivador y positivo.
Y si estás pensando 💭 Pero... ¿Cómo? ¡Yo no puedo cumplir con esa tarea!
Entonces debes empezar trabajando en ti mismo para romper tus creencias, de lo contrario no podrás ser todo lo que tienes la posibilidad de ser ni para ti, ni para nadie.
Si tu mayor deseo es que tu hijo sea feliz, tenga éxito y relaciones positivas y sanas, entonces es momento de cambiar el concepto de tu propia imagen y ahora tienes el mayor motor a tu favor, ese motor que te mueve a superarte y ser mejor cada día... TÚ HIJO.
Cada cambio de actitud y comportamiento te implicará un gran esfuerzo, pero tienes una buena motivación así que no te rindas.
1. Primero reconoce la maravillosa persona que tú eres. (Trabaja en tu propia autoestima)
2. Se consciente de tus conductas y actitudes negativas.
3. Cuestiónate ¿Qué es lo que debo y puedo hacer para facilitar el desarrollo y formación de la personalidad de mi hijo?
4. Ten fe de que puedes lograrlo, cree en ti y en tu hijo.
5. No escuches tanto los consejos de quien no te conoce lo suficiente a ti, ni a tus hijos, elimina de tu vocabulario la frase "Más vale malo por conocido que bueno por conocer" y aprende a escuchar tu voz interior, a tu sentido común.... en una palabra DESCONTAMINACIÓN
Ejemplos de consejos:
Ejemplo 1: Yo mande a mi hijo un año con sus abuelos y regreso bien reformado. "Tú deberías hacer lo mismo"
- ¿Estás seguro de que eso le funcionará también a tu familia?
Ejemplo 2: Mi mamá me pegaba e insultaba cuando no cumplía mis obligaciones y aquí estoy.
- Una pregunta y ¿Cómo estás?
Ejemplo 3: Cuando se ponga así, deberías encerrarlo.
- ¿Sabes que nunca debes quitarle la libertad a un niño o castigar sus necesidades primarias? (Libertad, comida, limpieza, amor)
6. Debes romper tus paradigmas.
Muchas personas justifican la manera en que tratan a los niños, comparando la manera en que ellos fueron educados. Y yo les puedo asegurar que la mayoría de esas personas que se justifican, tienen baja autoestima.
Ya sea por que fueron mimados y sobre protegidos o porque fueron agredidos y abandonados, pero en ambos casos son personas infelices, con relaciones conflictivas, familias divididas o trabajos inestables y que no disfrutan a menos de que tengan altos grados de resiliencia. Y lo se porque los he retado y ellos mismos lo han confirmado.
Entonces antes de defender que tú actúas así, porque así fueron contigo, evalúa quién eres hoy y cómo te sientes con quien eres. Así sabrás si vale la pena seguir repitiendo los mismos patrones.
Entonces si eres padres, abuelo, maestro, psicólogo o un adulto a cargo de niños, debes asumir con plena confianza la responsabilidad que tienes sobre ti, el desarrollo emocional de esas personitas que aún se están formando.
"La autoestima de ese niño está en tus manos"
7. Se consciente de que tus actitudes, palabras y comportamientos, están en tus manos y afectan la vida de tu hijo y la vida de las personas que te rodean. Y por lo tanto, puedes modificar tu entorno si cambias tus hábitos y actitudes.
Después de que ya eres plenamente consciente de la manera en que tu influyes en la vida de quienes te rodean, puedes continuar...
La autoestima de un niño está en continua creación y la mayor influencia para formar el sentido de sí mismos lo van a buscar en los padres, en el entorno familiar más próximo, en sus maestros y personas que el niño valide.
En nuestras manos está el favorecer una autoestima sana y equilibrada con mensajes verbales y no verbales que favorezcan el desarrollo de sus fortalezas de carácter.
8. Apoyarlos y enseñarlos sobre la importancia de esforzarse por alcanzar metas es muy importante, pero también debemos enseñarlos a saber renunciar a cosas que desean de forma inmediata, porque muchas veces lo bueno se hace esperar y hay que educar en la paciencia y en el “ahora no, quizás más tarde”.
Si en el hogar reciben palabras de ánimo, consuelo, mensajes optimistas que fortalecen su seguridad emocional, será más fácil para ellos enfrentar los contratiempos de la vida cotidiana, las relaciones con sus iguales y con personas que no los conocen o valoran lo suficiente.
Los niños que se sienten bien consigo mismos son más sanos, están más motivados para aprender, saben relacionarse adecuadamente con los amigos, tienen una mayor tolerancia ante la frustración y mejores habilidades comunicativas porque consiguen expresarse mejor y pueden aprender a gestionar sus emociones con mayor facilidad. Por eso es tan importante que los niños se sientan felices con quiénes son, sin importar que tan diferentes crean que son.
Muchas de las ideas sobre nosotros mismos vienen de los adultos con quienes convivimos en la infancia, de sus creencias, de sus comportamientos y de cómo nuestros padres y familiares nos trataron.
Muchas de las ideas sobre nosotros mismos vienen de los adultos con quienes convivimos en la infancia, de sus creencias, de sus comportamientos y de cómo nuestros padres y familiares nos trataron.
Entonces la segunda etapa para fortalecer la autoestima de un niño consiste en educarlo en sus emociones (Lee el tema sobre la importancia de la educación emocional en la infancia), hacerlo sentir amado y seguro de sus capacidades.
1. Identifica sus fortalezas y ayúdalo a utilizarlas en su vida.
2. Identifica para que es bueno y proponle actividades y retos alrededor de ese interés en donde se sentirá seguro y apoyado.
3. Descubre con él sus talentos. Una forma maravillosa de conocer los talentos de una persona es el juego. Con los juegos descubres si es bueno para bailar o para los deportes, descubres si es agradecido, paciente, creativo o curioso. Te das cuenta si tiene buena memoria, es bueno interpretando personajes y mucho más.
4. Mantén fuerte el vínculo afectivo.
5. Juega con tu hijo y permite que jueguen el mayor tiempo posible, porque cuando un niño juega pone en estado de alerta sus sentidos, descubre su propio cuerpo, coordina sus movimientos y gana fuerza muscular. El juego produce placer, alegría y satisfacción. Desarrolla la inteligencia, la afectividad y la sociabilidad promoviendo un desarrollo sano y equilibrado. Se fortalecen los lazos familiares, aprende sobre reglas, estimula la paciencia, la creatividad y aprende a manejar sus frustraciones, dominando y encontrando la manera de expresar sus emociones de forma asertiva, despierta la curiosidad y el sentido del humor.
¡PAPÁ! ¡MAMÁ! cuando juegues con tu hijo, recuerda que durante está actividad tan importante que es el juego tu eres su guía, su ejemplo, así que ten presente que tus actos, comportamientos y reacciones serán cruciales.
¡PAPÁ! ¡MAMÁ! cuando juegues con tu hijo, recuerda que durante está actividad tan importante que es el juego tu eres su guía, su ejemplo, así que ten presente que tus actos, comportamientos y reacciones serán cruciales.
6. Conoce sus miedos y enséñale que el miedo es algo normal, en ocaciones útil y que se puede superar. Oriéntalo y no restes importancia a sus temores, mejor explícale y ayudado a entender que está a salvo.
7. Haz que se sienta orgulloso de sus logros, los niños necesitan de tu aprobación, DÁSELA, pero también enséñale que lo más importante no es lo que los demás piensen de él, lo más importante es que él mismo reconozca sus logros y se sienta feliz con ellos, aún cuando nadie parezca notarlo.
8. Enséñale a encontrar algo bueno en las peores tempestades, una persona positiva gozará de bienestar y equilibrio emocional que le permiten tener una autoestima sólida y ser resiliente.
Para encontrar el equilibrio debes educarlo con amor y límites.
Tranquilo, esto lleva tiempo y se debe ser muy constante, pero los resultados te llenarán de satisfacción y tranquilidad.
Artículo escrito por: Psic. Ana Luisa B.
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