Vamos a hablar sobre las emociones, lo importante que es fomentar una buena educación emocional, lo que se debe hacer para lograrlo y lo que puede dañar su correcto desarrollo.
La emoción es una respuesta fisiológica, cognitiva y comportamental que se da ante un estímulo.
Trata de recordar la imagen de una persona a quien le diste una excelente o una muy mala noticia... cómo cambio su rostro, su postura y todo su cuerpo, como levanto los ojos hacia arriba revisando sus pensamientos e intentando razonar y comprender lo que estaba escuchando y que contesto o cómo reaccionó ante la noticia. Todos esos cambios producen una respuesta que se concreta en las emociones que percibe y siente la persona.
Cómo adultos nos es difícil entender las emociones de los niños, porque a lo largo de la vida hemos aprendido a pensar más y sentir menos. Nos volvemos racionales y evitamos sentir.
Los niños por el contrario sienten con todo su ser, por eso cuando están felices les es imposible dejar de sonreír y reír y cuando se enojan gritan o lloran para expresar su enojo.
El problema al que un niño se enfrenta es el no saber identificar o nombrar todas sus estados emocionales.
Cuando se enojan, no saben por qué, ni cómo canalizar todo lo que sienten.
Durante los primeros años de vida el ser humano aprende a entender, medirse e incluso lidiar con ese torrente de emociones y por eso es tan importante que como padres, maestros y psicólogos entendamos muy bien cómo se desarrollan las emociones en los niños para que de esa forma logremos orientarlos y enseñarles a ser personas felices, con emociones sanas y una buena autoestima, porque somos los adultos que al ignorar está parte del desarrollo humano tan frágil e importante terminamos quebrantando la integridad del niño y promoviendo adultos infelices, lastimados e inseguros.
Para enseñar a los niños a identificar y manejar correctamente sus emociones debemos iniciar recordando lo que todos ya sabemos: la principal fuente de educación es nuestro propio ejemplo.


Y es por eso que es tan importante cuidar la manera en que manejamos nuestras emociones delante de nuestros niños.
El siguiente video es un ejemplo:
Entonces ya quedo claro que aunque nosotros creamos que los niños no ven lo que hacemos, pensamos, decimos y sentimos están más que atentos, ellos están absorbiendo todo lo qué pasa a su alrededor.
Cuantas veces vamos caminando de la mano de ellos, pensativos o preocupados y de pronto nos preguntan ¿Por qué estás triste?
Los niños observan caras, gestos, movimientos, posturas y tonos de voz más que las propias palabras y son capaces de descifrar lo que en realidad pensamos aunque incluso digamos lo contrario. Ellos nos conocen más a nosotros que nosotros a ellos, porque ellos entienden más de sentimientos que de palabras. Y esto es muy importante comprenderlo para cuidar la salud emocional de nuestros niños.
Cuando nos dirigimos a los niños importa más el como que las palabras
Por ejemplo si les queremos llamar la atención por haber ignorado una regla importante y utilizamos una voz melosa no nos tomarán enserio en este caso debemos hablar de manera clara, concreta, seria y segura, pero si les queremos decir que los amamos debemos hacerlo con un tono tranquilo y cálido porque si lo hacemos por compromiso de manera molesta de igual forma no lo creerán e incluso se sentirán inseguros y perderán la confianza en nosotros.
Los niños que con frecuencia pierden el control, se tiran al suelo y hacen berrinches incontrolables son normalmente el resultado de tener una mala educación emocional es decir padres que no son congruentes con los mensajes; dicen algo, pero expresan lo contrario esto confunde al niño y lo daña.
Las emociones surgen como respuesta a un estímulo:
Cada uno de nosotros somos diferentes por lo que un estímulo que a mi me cause emociones positivas o negativas no tendrá el mismo efecto en todas las personas. Considerando este punto es importante que observemos que estímulos causan en nuestros niños alegría, tristeza, enojo o miedo, de está forma empezaremos a conocer a nuestros pequeños y podremos evitar o predecir ciertas respuestas así como propiciar momentos que les den alegría.
Debo aclarar que educar en las emociones no significa evitar que los niños vivan experiencias que les causen frustración o enojo, porque el vivirlas también les ayuda a crecer y aprender a manejar sus emociones, pero esto tampoco significa que los sobre-expongamos a un estímulo que los dañe. Es nuestra obligación buscar un equilibrio.
Por ejemplo si mi hijo tiene un problema motriz, no debo evitar que conviva con sus compañeros de la escuela por creer que lo pueden hacer sentir mal al contrario lo debo apoyar para que logre integrarse y para que aprenda a disfrutar de la vida a pesar de su situación, enseñándole siempre a reconocer todas las fortalezas que le ayudan a minimizar los efectos que su problema le pueda ocasionar.
Pero si se que mi hijo le tiene miedo a los perros no lo voy a meter en un jardín lleno de perros para que según yo supere su fobia, en este caso tendré que buscar otros métodos para ayudarlo a superar este temor.
Recordemos que las emociones honestas se contagian por lo que para educar en la congruencia de las emociones es muy importante que nosotros nos comportemos de acuerdo a lo que esperamos de nuestros niños, por ejemplo; en el caso del pequeño que le teme a los perros, si vamos por la calle y nos encontramos de frente con uno y lo que deseamos es que el niño lo tome con calma, entonces nosotros debemos darle el ejemplo; hablándole y explicándole de manera tranquila que vamos a superar este encuentro con su miedo y que todo estará bien, pero siendo honestos y congruentes con las palabras porque si me empiezo a desesperar por qué el niño está reaccionando mal, no lo voy a ayudar. (Con los niños funciona muy bien cantar o distraerlos con algún juego que evite centrar demasiado su atención en el estímulo que causa su miedo además de que así se contagia de nuestro humor y paciencia).
Otro ejemplo es el padre que golpea a su hijo para enseñarle que no debe pegar a su hermana y después insulta a la mamá porque desde su perspectiva ella no sabe educar a su hijo, en este caso el padre fue totalmente incongruente con la conducta que deseaba evitar.
Nunca debemos de calificar de exageras las emociones de los niños, ya que en ellos son mucho más intensas. Ellos no saben aún de control o peor aún de represión y lo que para nosotros como adultos puede ser algo trivial y sin importancia para ellos puede ser un gran acontecimiento.
Además de intensas las emociones de los niños también son frecuentes porque ellos están sintiendo todo el tiempo y eso no es malo es natural en ellos y además nos permite irlos conociendo y detectando cómo son, que situaciones les gustas y cuáles le incomodan o ponen ansioso.
La magia de las emociones en los niños es su cambio veloz, porque pueden pasar del enojo a la risa en un parpadeo por el simple hecho de cambiar de estímulo. Y es por eso cuando los adultos estamos muy equivocados si juzgamos estos cambios, restando importancia a las emociones del niño. Por ejemplo si una niña está llorando porque la empujaron y en ese momento su amiga le comparte una muñeca de inmediato puede dejar el llanto y empezar a jugar y reír y esto no quiere decir que estuviera sobreactuando el llanto y que su enojo fuera irreal. Esto se debe a que los niños viven el momento y por lo tanto sus respuestas emocionales están directamente relacionadas con el sentir actual.
Las emociones en los niños se van transformando conforme van creciendo, si un niño crece en un ambiente adecuado se va haciendo más tolerante a la frustración, aprende a manejar sus frustraciones y a autorregularse.
Las emociones guardan información útil y valiosa sobre nuestro bienestar porque surgen para informarnos acerca de nuestro estado emocional y nos indican cómo mejorarlo. Una emoción nos está comunicando algo muy valioso para nosotros. Sin embargo, lo hace a través de un lenguaje que tenemos que aprender a descifrar.
Antes de que los niños aprendan a expresar sus emociones de manera verbal expresan lo que sienten con su comportamiento y con todo su cuerpo.
El recurso mas utilizado por un niño para expresar su enojo o tristeza es el llanto, cuando están enojados algunos gritan o incluso muerden.
Los niños van aprendiendo a entender y vivir sus emociones dependiendo de la respuesta que obtenga del adulto. Cuando no somos capaces de comprender los recursos que los niños tienen para expresarse y los juzgamos, criticamos o peor aun los restringimos; dañamos seriamente su integridad emocional provocando estragos en su desarrollo que se verán reflejados en sus conductas posteriores.
Un ejemplo bien conocido es decirles a los niños que llorar es de niñas, que los hombres no lloran y que se deben aguantar, esto da como resultado hombres reprimidos, incapaces de expresar sus sentimientos e incluso agresivos, porque encuentran en la violencia un recurso para desfogar su tristeza o enojo. El actuar así es prohibirle que sienta.
Debemos tener la suficiente inteligencia emocional para descifrar los sentimientos del niño y conforme va creciendo lo enseñamos a reflexionar sobre lo que siente y le ayudamos a encontrar otras formas de expresarlo. Lo sano es que sin importar la edad, tengas la capacidad de expresar tus emociones de forma asertiva y esa capacidad se puede desarrollar en los primeros años de vida.
NO EXISTEN EMOCIONES MALAS TODAS SON VALIDAS Y ACEPTABLES PORQUE HABLAN DE LO QUE REPRESENTA PARA NOSOTROS UN ESTIMULO.
Por eso lo primero que debemos enseñarle a un niño es que la emociones no son buenas ni malas simplemente que todas existen y nos sirven para interactuar o para protegernos. Por ejemplo el miedo nos alerta cuando algo nos puede dañar, el dolor nos indica que algo no esta bien, el amor nos permite fomentar relaciones duraderas relaciones, etc…
Las emociones orientan la mayor parte de la conducta infantil y deberían también ser parte importante en la vida adulta, por ese motivo es tan importante ayudar a niños y niñas a manejar sus emociones; esto implica saber identificarlas y saber expresarlas para que no bloqueen a uno mismo ni dañen a los demás. Esto lo lograremos sabiendo autorregular las emociones y sus respuestas.
¿Por que es importante ocuparnos de la educación emocional?
Se a comprobado que los niños que saben expresar correctamente sus emociones, tienen mayor conciencia sobre ellas, sabiendo reconocer e identificar cada una.
También son niños capaces de reconocer los estímulos que causan los sentimientos y eso les permite reaccionar con mayor asertividad. Son niños que han aprendido a manejar sus emociones y tienen mayor tolerancia a la frustración, por lo tanto son menos agresivos porque saben expresar sus emociones pacíficamente y algo muy importante; son más responsables, tienen buena autoestima y son capaces de responder con emociones positivas con mayor frecuencia.
En cuanto a sus relaciones con los demás son más empáticos con los sentimientos de los demás, aceptan con mayor facilidad los puntos de vista diferentes, son más sensibles y atentos a las necesidades de su prójimo, desarrollan mejores relaciones interpersonales, son más afectuosos y bondadosos, son amigos leales, son comprometidos y participativos.
Suena bonito.. pero ¿Cómo se logra?
Si buscamos educar a los niños en sus emociones entonces debemos enseñarle a nombrar lo que están sintiendo, darle la oportunidad de expresar sus emociones y dar un buen ejemplo sobre la expresión de nuestras emociones.
Recuerdo muy bien el caso de uno de mis pacientes llamado "D", en ese entonces él era un niño de 6 años con muchas fortalezas, bueno e inteligente y su principal problema era el no saber expresar correctamente sus emociones.
Una tarde llego su mamá muy enojada a mi consultorio y muy enojada acuso a "D" conmigo por ser grosero.
Entonces le pregunte ¿Qué había pasado?
Ella me respondió:
Imagínate… "D" estaba jugando en su cuarto, andaba armando una ciudad y no se que tanto… pero ya nos teníamos que ir porque teníamos una comida y ya era tarde, entonces entre a su cuarto y le dije: "D" ponte el pantalón y ya vámonos y el muy grosero levantó los ojos y me dijo: - Ahorita- pero siguió jugando. Entonces yo me enoje más y le arroje el pantalón en la cama, entonces empece a recoger sus juguetes y que crees que se atrevió a hacer...
-¿Qué?
Tomo el pantalón y lo jaloneo y de mala gana se lo puso.
Y concluyo diciéndome: -A ver que haces con él.
y le respondí: “A ver que hago contigo” y se quedo perpleja.
Entonces le comencé a explicar:
- "D" no tenía la culpa de que ya fuera tarde para irse, por que si tu llegaste alterada a su habitación era por que ya era tarde.
- Invadiste su espacio
- No le diste importancia a lo que él estaba haciendo (Imagina lo que para un niño puede significar estar armando una ciudad y no se que tanto)
- Desde que entraste fuiste violenta y lo fuiste más al arrojar el pantalón en la cama y después recoger sus juguetes sin ningún respeto.
- Sí, él fue grosero, su respuesta fue irrespetuosa, pero ¿no consideras que tu la propiciaste?
- ¿Era necesario destruir su ciudad en ese momento?
- ¿Qué hubiera pasado si hubieras entrado con otra actitud y le hubieras propuesto que se quedaba su juego en pausa para continuarlo al regreso de tú compromiso?
Ahora te pongo un ejemplo muy sencillo:
Imagina que estas haciendo un trabajo importante en tu computadora y sin previo aviso llega tu esposo apurado porque es tarde para un compromiso de él y entonces te apaga la computadora y te dice: Agarra tu bolsa y sube al coche.
¿Qué sentirias?
¿Cómo hubieras reaccionado?
¿Crees que pudo hacer las cosas de manera diferentes?
¿Crees que si tu hubieras actuado diferente, la respuesta de "D" hubiera sido diferente?
Con esta experiencia quiero hacer notar que somos los adultos quienes vamos enseñando a los niños a manejar sus emociones y como en las relaciones cotidianas educamos o mal educamos las emociones de los niños.
Una vez que la mamá de "D" logro entender esté punto medular para el desarrollo de su hijo, empezó a moderar sus formas y "D" aprendió nuevas formas de expresar sus emociones basándose en el ejemplo que el compromiso de su mamá le brindo.
(Y fueron felices por siempre... bueno eso espero)
Como dice Goleman, hay que tener en cuenta que tenemos dos mentes, una que piensa y otra que siente (Goleman, 1995). Los niños a lo largo de su infancia van desarrollando la mente que piensa, que todavía es inmadura y se deja dominar por la mente que siente. Pero conforme los niños aprenden a gestionar su mundo emocional aprenden a equilibrar las dos mentes, la que piensa y la que siente.
El problema con nosotros los adultos es que perdemos el equilibrio y nos dejamos llevar más por lo que pensamos y dejamos de escuchar nuestras emociones o las interpretamos bajo creencias o perspectivas que no siempre son adecuadas.
¿Cómo educar en las emociones?
Conocerlas y nombrarlas:
Cuando los niños tienen de 0 a 4 años deben iniciar conociendo las emociones básicas que son:
😍 Amor 😍
😱 Miedo 😱
😞 Tristeza 😞
😞 Alegría 😄
😡 Enojo 😡
Y conforme van creciendo ir aprendiendo el resto como celos, vergüenza, culpa, desagrado, sorpresa, preocupación, etc.
Comunicación
Como padres debemos de iniciar de manera natural desde que están en el vientre materno porque como ellos perciben todo lo que nos sucede es importante comunicarles lo que nos está pasando utilizando el tono de voz adecuada.
Por ejemplo: Bebé escúchame... papá y yo estamos muy felices de que pronto podremos conocerte o me siento preocupada por que el doctor me dice que no te estás desarrollando bien… ademas del desarrollo emocional estos ejercicios iniciarán la formación de un vinculo sano con nuestros hijos desde antes de su nacimiento.
Y una vez que nacen comunicarles cada evento con los sentidos… mirada, voz, contacto, se debe evitar en la medida de lo posible ocultar los sentimientos, porque al hacerlo les enviamos a los hijos un mensaje confuso que afecta el vinculo afectivo y forma en ellos una equivocada formación emocional que repercute en sus relaciones infantiles y se lo alcanzarán a su vida adulta.
Reconocer sus emociones
Siempre que tengamos un espejo a la mano es bueno mostrarles su carita si esta muy feliz o enojado, mostrarle su propio rostro para que el identifique en el mismo como luce esa emoción.
De manera didáctica podemos utilizar tarjetas con la imagen de las emociones, hojas para colorear, películas (intensamente), videos, canciones.
Reconocer las emociones de los demás
Ayudarlos a ver como se sienten otros miembros de la familia, la escuela o la calle respecto a determinados estímulos con la intención de que sean comprensivos y entiendan que cada persona siente y reacciona diferente, esto a futuro le permitirá tener mejores relaciones porque sabrá que nadie va a reaccionar necesariamente como el quiere o espera porque cada quien tiene diferentes gustos, miedos o intereses.
Es importante enseñarle que sus conductas producen emociones en los demás y demostrarle lo satisfactorio que es hacer sentir contento a alguien.
Aceptarlas y validarlas
Jamas debemos burlarnos, molestarnos o desacreditar las emociones de un niño, el hacerlo seria un grave error que lastima su integridad emocional.
Debemos ser pacientes, pedirles que nos digan que les pasa y explicarles lo que les está sucediendo porque ellos aún no lo entienden, ponerle nombre a su emoción y ayudarlo a nombrarla.
El aceptar y respetar sus emociones no implica que estemos de acuerdo en su manera de expresarlas y más cuando pueden herirlo a él o a alguien mas y en este caso debemos ayudarlo para que entienda que esta bien estar enojado, feliz o triste pero debe regular la manera de demostrarlo. Es decir autorregular su conducta.
Vivirlas
Como lo hemos venido explicando el niño debe crecer en un ambiente en el que se vivan las emociones, ya que esto le permitirá conocerlas, entenderlas y aprender a expresarla.
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Artículo escrito por: Psic. Ana Luisa B.
Recomendación: El monstruo de colores
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