Cuando un niño está frente a un instrumento su primer reflejo es tocar. Se siente atraído naturalmente hacia él. A veces los adultos hemos perdido esa capacidad y no nos atrevemos a tocarlos, por miedo a no saber tocar o a tocar mal.

Esto no permite discernir bien los sonidos porque se mezclan, lo que provoca confusión.

Cuanto más pequeño sea el instrumento, más altas serán en las frecuencias que produzca y más se complicara al niño, la tarea de tocar.
La música representa un medio de expresión natural, espontáneo y no amenazador, porque no implica procesos de análisis.

Mejoran su coordinación, equilibrio y desarrollo muscular.
La música y el tocar algún instrumento, es un gran aliada en los tratamientos para niños con algún tipo de problema como depresión, agresividad o falta de concentración, porque tocar un instrumento convierte a los niños en personas metódicas que aprenden a cuidar los detalles, planificar bien las tareas y ser más atentos.
A través de la música, los niños se vuelven más creativos y les encanta imaginar cosas; además, encuentran una forma especial de expresarse. La música es un lenguaje simbólico que les permite a los niños exteriorizar su mundo interno, así como también interpretar el mundo a su alrededor, facilitando la libre expresión de sus sentimientos, sus sensaciones, sus fantasías y su realidad, promueve el entrenamiento mental y corporal, incrementa la habilidad de incorporar nuevos sonidos, facilita el aprendizaje de nuevos idiomas y aumenta la autoestima.
Ana Luisa Brocado

Cerramos este ciclo de temas sobre la música hablando del canto, para conocer sobre este tema oprime la imagen 👉🏼
Referencia:
Guylaine Vaillancourt (2009). Música y musicoterapia: Su importancia en el desarrollo infantil, Narcea Ediciones.