Cuando un niño está frente a un instrumento su primer reflejo es tocar. Se siente atraído naturalmente hacia él. A veces los adultos hemos perdido esa capacidad y no nos atrevemos a tocarlos, por miedo a no saber tocar o a tocar mal.
Si decidimos comprar un instrumento musical a un niño se recomienda que sea de buena calidad, ya que los instrumentos de juguetes son poco aconsejables, porque su mala calidad sonora obstaculiza el desarrollo óptimo del oído. Con frecuencia son ruidosos, disonantes y producen sonidos explosivos o entrecortados.
Esto no permite discernir bien los sonidos porque se mezclan, lo que provoca confusión.
Por eso si vamos a proporcionar un instrumento a un niño, lo ideal es que sean reales, que tengan sonidos medios o graves que estén hechos de madera como un xilófono, este instrumento tiene un sonido bastante grave, las teclas son grandes por lo tanto fáciles de localizar. El niño percibe bien el sonido y puede adaptar mejor su gesto a lo que oye, porque para producir un sonido tiene que coordinar la mano, el ojo y el oído.
Cuanto más pequeño sea el instrumento, más altas serán en las frecuencias que produzca y más se complicara al niño, la tarea de tocar.
La música representa un medio de expresión natural, espontáneo y no amenazador, porque no implica procesos de análisis.
Los niños que tocan algún instrumento de manera constante aumentan su cuerpo calloso y las conexiones neuronales, viéndose reflejados estos beneficios en el aprendizaje, mejora la memoria a largo plazo, el rendimiento académico y las habilidades de lectura.
Mejoran su coordinación, equilibrio y desarrollo muscular.
La música y el tocar algún instrumento, es un gran aliada en los tratamientos para niños con algún tipo de problema como depresión, agresividad o falta de concentración, porque tocar un instrumento convierte a los niños en personas metódicas que aprenden a cuidar los detalles, planificar bien las tareas y ser más atentos.
A través de la música, los niños se vuelven más creativos y les encanta imaginar cosas; además, encuentran una forma especial de expresarse. La música es un lenguaje simbólico que les permite a los niños exteriorizar su mundo interno, así como también interpretar el mundo a su alrededor, facilitando la libre expresión de sus sentimientos, sus sensaciones, sus fantasías y su realidad, promueve el entrenamiento mental y corporal, incrementa la habilidad de incorporar nuevos sonidos, facilita el aprendizaje de nuevos idiomas y aumenta la autoestima.
Ana Luisa Brocado
Cerramos este ciclo de temas sobre la música hablando del canto, para conocer sobre este tema oprime la imagen 👉🏼
Referencia:
Guylaine Vaillancourt (2009). Música y musicoterapia: Su importancia en el desarrollo infantil, Narcea Ediciones.