martes, 11 de julio de 2017

Origami y Papiroflexia en la Educación

La historia de la Papiroflexia está inminentemente unida a la del papel, que se inventó en China hace aproximadamente 2000 años; cinco siglos más tarde llegó a Japón.

Fue Marco Polo quien tras sus viajes a Oriente llevó el papel a Europa.

La papiroflexia es un arte enraizado en la cultura japonesa desde hace siglos, en Japón está muy relacionado con el valor simbólico religioso que se da al papel y el plegado. Encontramos el inicio de la papiroflexia en los noshis, que eran ofrendas de carácter alimenticio que se hacían antiguamente en los templos budistas.  Con el fin de embellecer estas ofrendas, eran envueltas en papel de colores, primorosamente doblados. Con el tiempo fue creciendo la complejidad y dificultad de los elementos ornamentales hasta el punto de convertirse en el único elemento de la ofrenda. 

Además de los noshis, existen otras figuras tradicionales japonesas como son la rana, la grulla, el yakko que significa guerrero japonés o el sambo que es una caja utilizada para guardar la comida. Con el tiempo nacieron otra figuras, que más tarde  se popularizaron como el pájaro que mueve las alas al tirarle la cola o la rana que salta cuando se presiona en su espalda.

Los japoneses trasmitieron estás figuras de generación en generación vía oral, de madres a hijos. Las primeras instrucciones escritas datan de 1797 con la publicación de Hiden Senbazuru Orikata "Como plegar unas mil grullas" 
El nombre de Origami fue acuñado en el año 1880 a partir de los términos oru (doblar) y kami (papel).

A mediados del siglo XIX, había grandes aficionados a la papiroflexia, personajes como el británico Lewis Carroll o el pedagogo alemán Friedrich Fröbel quien redescubrió las técnicas de la papiroflexia y las desarrolló en unos cursos para escolares, pues consideraba que esta disciplina ayudaba a los niños a conseguir un mejor razonamiento lógico. 

El gusto e interés por esta técnica se esparció por toda Europa y surgió una fusión y muchas aportaciones por parte de ambas culturas extendiendo la costumbre de la Papiroflexia por todo el mundo. 



Al igual que otras actividades manuales el Origami es un excelente apoyo para la estimulación y desarrollo de los niños y adolescentes en el ámbito escolar, pero por sus peculiaridades también beneficia a personas de la tercera edad y a personas de todas las edades porque fomenta la paciencia ya que no es una actividad tan sencilla y requiere de total atención y esfuerzo mental para lograr concluir las figuras que exigen un orden correcto y pliegues bien marcados. 
Favorece el desarrollo de la coordinación mano-ojo y la motricidad fina porque al hacer los dobleces se ejercitan los músculos, nervios y huesos de la mano, que van ganando fuerza y preparándose para la escritura, por lo que también funciona como rehabilitación de mano, cuando por algún motivo perdió movilidad.

Cuando haces por primera vez una figura debes seguir las instrucciones y si te gusta deberás de poner a prueba tu memoria para repetirla siempre que lo desees.
Además es muy satisfactorio elaborar algo tan bonito con una simple hoja de papel y tus manos, así se siente el placer de conseguir hacer algo por sí mismo.

Fomenta la imaginación porque una vez que entiendes los dobleces básicos puedes crear tus propias figuras de papel, siendo un gran estímulo a la creatividad.
Es una actividad que relaja y ayuda a olvidarse de otros problemas o momentos de estrés.
Para lograr la figura deseada hay que realizar un trabajo de precisión por lo qué hay que esforzarse si se quiere lograr el objetivo, estimulando así la fortaleza del esfuerzo, la perseverancia y el trabajo. 

Ayuda a que los niños comprendan conceptos espaciales como arriba, abajo, delante y detrás y desarrolla el pensamiento lógico y matemático.

Y por todo esto es muy utilizado como parte del tratamiento de niños con déficit de atención, hiperactividad, dislexia y en adultos con Alzheimer, depresión, rehabilitación de mano en terapia ocupacional y mucho más.

Así que qué estamos esperando, tomemos una hoja y empecemos. 


En el siguiente video aprenderás como hacer una ranita saltarina, es divertido, económico y entretenido y nunca está de más traer con uno, un par de hojas de papel para evitar el aburrimiento o iniciar un juego espontáneo con los niños. 




Robles, M. Origami y Papiroflexia, Arte con papel. Ed. Diana


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