He escuchado en chistes, canciones, conversaciones e incluso conferencias que el hablar de BULLYING es una exageración, que siempre a existido y que es un invento de los padres sobreprotectores y los niños mimados.
Es verdad que siempre ha existido la violencia dentro de la escuela, el niño abusivo y el abusado, parecen ser parte del contexto académico, desde siempre. Sin embargo si debemos reconocer que la magnitud y los medios de esta violencia a sobrepasado los límites de humanidad y azotado los derechos humanos.
Hablar de BULLYING no es únicamente hablar del niño abusivo que le quita su sándwich al más débil, tampoco se trata solo del compañero que pone apodos a otros en función de los defectos o características específicas de los compañeros, hablar de BULLYING es el maltrato físico y psicológico deliberado y continuado que recibe un niño por parte de otro u otros, que se comportan con él cruelmente con el objetivo de someterlo y asustarlo, con vistas a obtener algún resultado favorable para los acosadores o simplemente satisfacer la necesidad de agredir y destruir que éstos suelen presentar.
El BULLYING implica una repetición continuada de las burlas o las agresiones y puede provocar la exclusión social de la víctima.
El BULLYING incluye conductas de diversa naturaleza (burlas, amenazas, agresiones físicas, aislamiento sistemático, etc.). Origina problemas que se repiten y prolongan durante largo tiempo, es provocado por un niño o joven, apoyado por un grupo, contra una víctima que se encuentra indefensa.
Normalmente estas agresiones son ignoradas por los maestros, directivos y padres de la víctima.
El agredido desarrolla miedo y rechazo al contexto en el que sufre la violencia; pierde la confianza en sí mismo y en los demás y se ve reflejado en la disminución del rendimiento escolar.
El agresor disminuye su capacidad de comprensión moral y de empatía y empieza a considerar que agredir es una manera aceptable de conducirse.
Los espectadores desarrollan falta de sensibilidad, apatía e insolidaridad.
Ninguna de las partes alcanza bienestar y salud en su vida mientras permiten la violencia y viven en este entorno.
Tanto el agresor como la víctima necesitan ayuda
La investigación clínica en ambientes escolares con BULLYING ha demostrado que en la mayoría de casos, los agresores están inmersos a un ambiente agresivo en casa y son sometidos a situaciones o ambientes violentos, donde la prepotencia es parte de la convivencia habitual. La mayoría de ellos, pasan largos espacios de tiempo solos, jugando video juegos, viendo televisión o realizando actividades poco recomendables para su edad, sus evaluaciones psicológicas demuestran alto grado de insatisfacción, baja tolerancia a la frustración, incapacidad para autorregularse, falta de apego seguro en casa, sufren maltrato y abandono.
Las víctimas tienden a ser vulnerables ante la mirada del agresor, representando un blanco fácil; las causas para ser una víctima, pueden ser muy variadas, pero si el niño violento agrede una primera vez y la víctima y el grupo lo permiten sin hacer nada para evitarlo, seguramente esta situación se repetirá cientos de veces hasta que algo cambie drásticamente la situación.
En general los acosados, son niños y niñas débiles, inseguros, con baja autoestima y fundamentalmente incapaces de salir por sí mismos de la situación que padecen, aunque lo hayan intentado de muchas formas. En la mayoría de las ocasiones les supera la situación y se sienten deprimidos. Tienen bajas habilidades sociales y suelen ser rechazados dentro del grupo. Esto hace que sean un objetivo fácil para el acosador. No disponen de herramientas psicológicas y sociales para hacer frente a la situación. Suelen ser chicos apegados a su familia, dependientes y sobreprotegidos por sus padres y madres. En cambio, otras veces es todo lo contrario, aunque son casos más raros, donde la víctima suele tener un comportamiento irritante hacia los demás. A veces, sus compañeros les provocan para que reaccionen de mala manera, y así poder acosarlo pareciendo que la responsabilidad del acto agresor está justificada, disfrazando así la culpabilidad del acosador frente al resto de niños y niñas y, a veces, frente a los adultos.
El espectador; el acoso escolar no solamente tiene como protagonistas al agresor y a la víctima sino que siempre va acompañado de unos espectadores que respaldan el acoso.
Aun siendo simples espectadores, participan del acoso al ser observadores del mismo, pudiendo ser pasivos, simples observadores que no intervienen, pero validan y permiten con su pasividad o activos, quienes son los cómplices, quienes si participan en los actos violentos.
Los tipos de agresiones de las que participan estos protagonistas del BULLYING pueden ser físicas como; empujones, patadas, agresiones con objetos, verbales como; insultos, menosprecios en público, resaltar defectos físicos, psicológicos los cuales minan la autoestima del individuo y fomentan su sensación de temor y sociales los cuales pretenden aislar al joven del resto del grupo y compañeros.
Los espectadores, tanto activos como pasivos, están aprendiendo que la violencia es natural y que forma parte de su entorno, corren el riesgo de insensibilizarse ante las agresiones cotidianas y llevar a finales lamentables.
Este video muestra un panorama en que la víctima tuvo la facultad de lograr ser empática y entender la situación y causas de lo que ella estaba viviendo, encontrando la manera de resolver y tener un desenlace satisfactorio.
Este video muestra la importancia del papel de los espectadores y como ellos pueden ser el recurso para parar.
Esta es solo la primera parte de este tema, lo importante es comenzar a aceptar que es una problemática real y comenzar a tomar acciones para encontrar respuestas y soluciones.
Artículo escrito por: Psic. Ana Luisa B.
Referencia: Acoso Escolar, "Guía para PADRES Y MADRES" (CEAPA, 2013)
Ahora veamos unas propuestas para identificar, prevenir y parar el BULLYING.
Ahora veamos unas propuestas para identificar, prevenir y parar el BULLYING.
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